La corrupción en las cárceles de Colombia parece ser un cáncer de nunca acabar.
El ingreso de droga y celulares, entre otros elementos prohibidos en un centro de reclusión, es un tema que presuntamente pasa por las manos de algunos miembros del cuerpo de custodia del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario INPEC, sin que sus altos directivos hagan algo para extirpar las manzanas podridas que dañan la imagen de quienes portan el camuflado azul.
El amor al dinero y la codicia son factores que logran corromper algunos integrantes de esa institución, quienes terminan siendo instrumento de la delincuencia al interior de los centros penitenciarios.
Así lo dio a conocer una fuente humana que pidió no revelar su identidad y quien se comunicó con Revista Asuservicio para denunciar la manera cómo, según ella, actúa la corrupción en el Complejo Carcelario y Penitenciario, Coiba Picaleña de Ibagué.
"Sandra", como llamaremos a la fuente, habló del precio que se paga por un teléfono celular al interior del centro de reclusión; mencionó las armas que esconden en algunas celdas y detalló la presunta complicidad que existe entre algunos custodios, hombres y mujeres, con algunas privadas de la libertad.
Revista Asuservicio: Qué conoce usted sobre cómo ingresan los teléfonos y la droga a la cárcel de Picaleña.
Sandra: Los celulares los ingresa la guardia por un valor de $1.600.000.
RASS: ¿Ese valor se le paga al guardia que va a ingresar el celular?
S: Si señor. Él está encargado de comprar el celular afuera, y la plata se le pasa a él. La misma guardia entra todo.
RASS: ¿Dónde se guardan los celulares para poderlos ingresar?
S: Ellos tienen sus mañas para entregarlos. Entran en el turno de la noche.
RASS: ¿Solo en el turno de la noche? ¿En el día no?
S: No, en el día no.
RASS: ¿El turno de la noche qué horario tiene?
S: Ellos son de 6 a 6.
RASS: ¿Esos guardias son únicamente hombres? O también hay mujeres.
S: Hay mujeres que se prestan para eso. Todo es una cadenita.
RASS: ¿A qué se refiere con “cadenita”?
S: Porque en eso son hasta dos que se prestan para entrar los celulares.
RASS: Es decir: ¿Cada celular no lo ingresa una sola persona desde la puerta principal hasta la celda, sino que hay un punto donde el primero se lo pasa a un segundo guardia?
S: Si. En los dos patios de mujeres hay muchos celulares.
RASS: ¿Y de qué manera los ingresan?
S: La guardia los entran en los bolsillos. Normal.
RASS: Cómo hacen para entregarlos; ¿en la celda? o en los baños.
S: A cada celda llegan de cada interna.
RASS: En qué momento le pagan a los guardias que ingresan esos celulares. ¿Adentro? O afuera.
S: Todo eso se pone afuera. Se consigna.
RASS: ¿Hay guardias insobornables?
S: Cómo así; ¿Que no se dejan sobornar? Sí, hay pocos que no se dejan comprar. De cien hay 80 que son corruptos.
RASS: Es decir, ¿usted cree que el 80 por ciento de la guardia de la cárcel de Picaleña son corruptos?
S: Si señor.
OTRO "VEHÍCULO" PARA ENTRAR CELULARES AL COIBA
El ingreso de móviles no sería asunto únicamente de algunos custodios. Sandra describió cómo durante los días de visitas, algunas mujeres utilizan su zona genital para transportar los teléfonos por los diferentes pasillos y puertas de seguridad sin ser descubiertas.
RASS: Usted habla de “mañas” para entrar los celulares a las celdas sin que la guardia se de cuenta. ¿Cuáles son esas mañas?
S: Usted sabe que nosotras las mujeres, la mejor caleta es subirse uno los celulares.
RASS: Cuando dice “subirse” ¿se refiere a la zona vaginal?
S: Si señor. Hay unas que nos lo metemos por la vagina y otras tenemos caletas.
RASS: A qué tipo de caletas se refiere.
S: Dentro de los zapatos, colchonetas, las lámparas de la luz.
RASS: Cuando lo hacen por la zona vaginal ¿los introducen en bolsas o algo similar?
S: Condones. Cuando ya uno ve a la guardia que está encima, entonces hasta sin condón. Lo importante no es perder.
RASS: ¿Y así mismo hacen con la droga y las armas?
S: Con todo. Los cuchillos son artesanales; se hacen en la cárcel.
Sandra aseguró que hay internas con las que los custodios involucrados en presuntos hechos de corrupción son ampliamente permisivos, y muestra de ello, según su testimonio, es la alta cantidad de celulares que a la fecha de esta publicación hay en algunas celdas de mujeres del Complejo Carcelario y Penitenciario de Ibagué.
Las evidencias que la fuente envió a esta redacción y que serán publicadas en nuestra segunda entrega periodística, son comprometedoras y ponen en tela de juicio el papel de requisa y registro que existe en la cárcel de alta y mediana seguridad de Picaleña.